¿A qué es alérgico mi hijo(a)? ¿Sus síntomas se exacerban en interiores o al aire libre? ¿En qué momento del año le afectarán más? Estas son algunas de las preguntas que se suelen hacer los padres ante un diagnóstico de rinitis alérgica, una respuesta alérgica a una sustancia inofensiva que el cuerpo identifica como nociva (alérgeno).^1,2

La rinitis alérgica (RA) se define como una inflamación de la mucosa nasal causada por la exposición a alérgenos como pólenes, ácaros, caspa de ciertos animales y mascotas, entre otros. Sus síntomas por lo regular se manifiestan como secreción nasal acuosa, congestión u obstrucción nasal, picazón en ojos y nariz, estornudos, conjuntivitis, lagrimeo, entre los más comunes.^1-4

Actualmente, la RA afecta hasta un 40% de menores, siendo casi tres veces más frecuente que la rinitis no alérgica pura, y su prevalencia continúa a la alta, siendo muy habitual en la edad infantil. Esto tiene gran relevancia por el impacto que genera en la etapa escolar, produciendo alteraciones del sueño, cansancio extremo (fatiga), problemas de atención y aprendizaje, somnolencia diurna; afectando así el rendimiento académico y la calidad de vida.^3,4

A pesar de ello, muchas personas, particularmente los niños, se acostumbran a los síntomas de la rinitis alérgica, hasta que estos se agravan. La rinosinusitis bacteriana, la rinorrea purulenta y la tos crónica, son complicaciones frecuentes que, en muchos casos, no tienen la especificidad suficiente para diferenciar la sinusitis bacteriana de la rinitis viral o alérgica.^2,3

Debido a esto, es importante que los padres estén informados sobre los síntomas de la RA y sus posibles complicaciones, así como de los tratamientos disponibles. Ante cualquier duda recuerda, No la hagas de tos y consulta a un médico especialista para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado.