Cuando hablamos de enfermedades respiratorias es inevitable hablar del asma, una de las principales enfermedades no transmisibles que afecta a millones de niños y adultos alrededor del mundo. Mientras que para algunas personas este padecimiento representa una molestia menor, para otras puede ser un problema considerable que afecta la calidad de vida y que incluso puede poner la vida misma en riesgo.^1,2

Una de las preguntas imperantes sobre esta enfermedad respiratoria es en relación a la verdadera diferencia entre el asma del niño y la del adulto. Pues bien, el asma en ambas edades es en realidad más un síndrome complejo que una enfermedad única.³

Algunas diferencias pueden encontrarse en que el asma del adulto generalmente parece responder menos al tratamiento y tiene peor pronóstico, comparada con el asma del niño. Por su parte, en el caso de los infantes, los pulmones y las vías respiratorias se inflaman fácilmente cuando se exponen a ciertos factores desencadenantes, se contrae un resfriado o una infección respiratoria; misma que puede demorar su recuperación debido al padecimiento.^3,4

En cuanto a las similitudes, es importante mencionar que el curso de esta enfermedad durante la niñez puede causar síntomas molestos que interfieren con el juego, los deportes, el desempeño escolar y el sueño, así también, en la edad adulta, las personas que no reciben un tratamiento adecuado, pueden sufrir trastornos del sueño, cansancio y problemas laborales, entre otros.

Los síntomas, especialmente durante la edad temprana, son poco predictores de asma futura y pueden empeorar o mejorar con el paso del tiempo, persistiendo en algunos casos hasta la edad adulta. Afortunadamente, con el tratamiento adecuado, la enfermedad se puede mantener bajo control y prevenir el daño en el crecimiento de los pulmones.^3,4

Cuando los síntomas son graves, las personas asmáticas pueden precisar cuidados urgentes y tal vez tengan que ingresar en un hospital para ser tratadas y vigiladas. Si no es controlada, el asma puede causar también ataques o exacerbaciones peligrosas por lo que es importante asistir al médico para una evaluación precisa ante la aparición o persistencia de cualquier síntoma.³