La contaminación del aire es el principal factor de riesgo ambiental a nivel mundial.1 Las principales fuentes de contaminación del aire son las emisiones causadas por procesos de combustión relacionados con la industria, la generación de electricidad, los motores de vehículos y barcos, entre otras emisiones procedentes de la actividad humana.2
Actualmente, casi toda la población mundial (99%) respira un aire que sobrepasa los límites de calidad establecidos por la Organización Mundial de la Salud.3
Hoy en día, más de 6,000 ciudades en 117 países monitorizan la calidad del aire, sin embargo, las personas que vivimos ahí respiramos niveles poco saludables de materia particulada (PM) y dióxido de nitrógeno (NO2). El NO2 es un contaminante común de áreas urbanas, precursor de la PM y del ozono. Todo esto se asocia con enfermedades y síntomas respiratorios como la tos.3
La tos es un mecanismo protector que responde a irritantes en el tracto respiratorio y que puede ser provocado por la contaminación, que actúa activando los nervios y receptores que ahí se ubican, generando inflamación de la vía aérea. En su forma crónica, la persistencia de este síntoma puede comprometer la calidad de vida.4
Se tiene registro de una relación entre la exposición prenatal a los hidrocarburos aromáticos policíclicos o HAPs (que ocurre generalmente al respirar aire contaminado en el ambiente a raíz de incendios forestales) y el incremento de tos. Se ha visto que la duración de la tos es más prolongada en los recién nacidos expuestos de forma prenatal a una peor calidad del aire.5
El impacto de la contaminación en los menores es por demás notable: De acuerdo con un estudio en niños de 3 a 12 años de edad, la presencia de síntomas respiratorios como la tos se asoció con altas concentraciones de materia particulada.5
A su vez, vivir en áreas urbanas con un índice elevado de contaminación, se asocia con un mayor riesgo de presentar tos y flema hasta por 12 semanas.1,6 Por lo anterior, ante la presencia de estos síntomas, es importante acudir al médico para recibir el tratamiento indicado y descartar cualquier enfermedad de consideración relacionada.
1. De Matteis S, Forastiere F, Baldacci S, et al. Issue 1 – Update on adverse respiratory effects of outdoor air pollution. Part 1): Outdoor air pollution and respiratory diseases: A general update and an Italian perspective. Pulmonology. 2022. https://doi.org/10.1016/j.pulmoe.2021.12.008
2. Aida Farihah Mohmad Shamsuddin, et al. Exposure to industrial air pollution and its association with respiratory symptoms among children in Parit Raja, Batu Pahat. 2022 IOP Conf. Ser.: Earth Environ Sci. 1013 012008
3. WHO. Billions of people still breathe unhealthy air: new WHO data. Over 6000 cities now monitor air quality. Organización Mundial de la Salud. Ginebra, Suiza. Actualización: 4 de abril, 2022. Acceso: 30 de mayo, 2022. Disponible en: https://www.who.int/news/item/04-04-2022-billions-of-people-still-breathe-unhealthy-air-new-who-data
4. Yoon M, Ryu MH, Huff RD, et al. Effect of traffic-related air pollution on cough in adults with polymorphisms in several cough-related genes. Respir Res. 2022;23:113.
5. Nazar W, Niedoszytko M. Air Pollution in Poland: A 2022 Narrative Review with Focus on Respiratory Diseases. Int J Environ Res Public Health. 2022;19:895.
6. Apichainan N, Norkaew S, Taneepanichskul N. Residential environment in relation to self‑report of respiratory and asthma symptoms among primary school children in a high‑polluted urban area. Nature. 2022;12:2946.
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